¿Sabéis que hubo una raza casi sobrehumana que vivía en el monte y enterraban a sus muertos en la piedra?
Los mouros (que popularmente se confundido con los sarracenos, con la voz moros) son unos seres que pueden que unan a la mitología de las Merindades con las gallega, asturiana, leonesa y vasca (en este último caso con el nombre de Jentilak).
Los mouros eran unos seres de forma humanoide y de gran tamaño. Vivian en el subsuelo en guaridas y túneles bajo tierra. No eran cristianos y se les presentaba como “no bautizados” y paganos. Se podrían confundir con los humanos si no fuera por su piel más oscura. Amasaban grandes fortunas y tenían poderes mágicos.
Si en Galicia o en Asturias, los mouros son una explicación popular para los castros y las mámoas, aquí fue explicación a las tumbas encontradas en piedra. Se cuenta que eran los guardianes del acerbo cultural y que lucharon constantemente contra romanos, visigodos, franceses… Al final perdieron su batalla y se refugiaron en el subsuelo, pero salen a enterrar a sus muertos en tumbas realizadas en tierra, con ceremonias en las que participaban sus propios sacerdotes, con sus propios ritos paganos.
En algunos relatos, se indica que las necrópolis, con tumbas practicas en piedra eran de los moros, pero en los mismos relatos se les nombra como hombres y mujeres de gran tamaño y de tez oscura. Probablemente la mitología celta y preindoeuropea, traída a las Merindades por astures, leoneses y vascos, se mezcló con la Historia o mejor dicho leyendas de base histórica, basadas en las batallas entre cristianos y sarracenos.
Quizás entre los ramajes del bosque, el viento oculte los susurros de los mouros que puedan seguir habitando en las montañas y en subsuelo de Cillaperlata y de las Merindades.