A pesar de ser una especie bastante extendida, su población en Europa central se ha visto muy reducida en los últimos años debido a la actividad humana. Muchos lugares donde antes era abundante ahora han perdido a este gran animal, lo que es una verdadera lástima.
Las águilas reales son fácilmente reconocibles por su plumaje castaño oscuro, que se vuelve dorado en la cabeza y el cuello, y blanco en los hombros y en el extremo de la cola. En los individuos jóvenes, el blanco abunda más en la cola que el pardo, pero esta relación se invierte con la edad. Esta especie se incluye dentro de las llamadas águilas calzadas, ya que las patas están cubiertas de plumaje en lugar de tener una cubierta escamosa como en otras águilas.
Los machos son más pequeños que las hembras, alcanzando entre 1,8 y 2 metros de envergadura alar y un peso de entre 2,9 y 4,5 kg, mientras que las hembras pueden llegar al metro de longitud desde el pico a la cola y los 2,3 metros de envergadura alar, con un peso de entre 4 y 6,75 kg.
Al igual que la mayoría de las aves de presa, las águilas reales cazan desde el aire. Para conseguirlo, están equipadas con las armas típicas de su familia: fuertes patas terminadas en garras bien desarrolladas, pico ganchudo, gran fuerza y velocidad, y una potente vista capaz de localizar la presa a cientos de metros de distancia. No hay presa demasiado grande o pequeña para ellas, ya que cazan todo tipo de animales: desde ratones, conejos, liebres y marmotas hasta zorros, serpientes, crías e individuos viejos o enfermos de cabras salvajes, ciervos, jabalíes y rebecos, y aves voladoras y terrestres.
Las águilas reales son monógamas, es decir, se suelen emparejar de por vida. Construyen varios nidos en su territorio, que alternan cada año, de estructura muy sencilla. La base de los nidos se construye con tres gruesas ramas sobre las que se acondiciona el nido propiamente dicho, de palos y ramas menos gruesas. Según las zonas, anidan en árboles altos o bien en rocas escarpadas y acantilados. Cada nueva temporada de cría se le añaden nuevos pisos de ramas al nido, por lo que no es raro que alcance el metro y medio de altura y dos de diámetro tras varios años de uso.
El águila real es una de las aves de presa más impresionantes y majestuosas del mundo, y las Merindades de Burgos son un lugar donde todavía es posible encontrarlas. Si tienes la suerte de ver una de estas increíbles aves en su hábitat natural, tendrás una experiencia inolvidable que recordarás para siempre.